No es nada nuevo para nosotros, siempre lo hemos defendido y lo seguiremos reivindicando: Hay que disfrutar de las pequeñas cosas, disfrutar del momento y olvidarnos de las ansias de acumular sellos en el pasaporte, ciudades, o monumentos.
Somos seguidores de la filosofía “Slow Travel”, que no deja de ser una forma de pensar (o de vivir) centrada en la defensa de la diversidad de costumbres de cada zona y región, su lengua, folklore, gastronomía…saborear cada momento, que a la postre serán esos instantes, los que se queden grabados a fuego en nuestra mente y que nos pondrán una sonrisa en nuestro rostro cada vez que regresen a nuestra memoria.
Para muestra bien vale un botón. Compartimos con vosotros algunos momentos personales que hemos vivido en nuestros viajes.
Estábamos recorriendo la impresionante Sicilia. Ese día nos levantamos temprano para disfrutar de la multitud de pueblecitos con encanto que teníamos de camino hacia Taormina. Íbamos como niños con zapatos nuevos. Los paisajes, las gentes, la gastronomía local…estábamos disfrutando a tope. El sol ya estaba cayendo cuando llegamos al hotel.
Se trataba del Gran Hotel Timeo. Situado en una colina frente al teatro griego y con unas vistas espectaculares de la bahía de Naxos y del majestuoso Etna. Nos sentamos en la terraza disfrutando de cada segundo y degustando un Etna Spritz.
Otro de esos momentos que difícilmente se borrarán de la mente, fue el desayuno que pudimos disfrutar teniendo como telón de fondo los acantilados en la isla de Madeira. Esas vistas, el silencio, el hipnotizante vaivén de las olas, la combinación de sabores…Estábamos alojados en el Reid’s Palace, el servicio y las vistas…insuperables.
La piscina, pero no una cualquiera…Después de haber estado todo el día disfrutando de templos como el magnifico Angkor Wat, visitando artistas locales, haber realizado ofrendas a los monjes, llegas al hotel con una sonrisa de oreja a oreja recordando mentalmente todos los momentos especiales que habíamos disfrutado en un solo día, y ahí estaba…esperándonos la espectacular piscina de La Residence d’Angkor. Momento imborrable.
Regresábamos a Ciudad del Cabo después de haber disfrutado del cabo de Buena Esperanza, de todos los pequeños pueblecitos pesqueros, de esa variedad de flora, habíamos almorzado en un pequeño restaurante local unos de los mejores masricos y pescados. Íbamos relajados por la carretera serpenteante cuando de repente, se muestra ante nosotros la silueta de la ciudad con la famosa Table Mountain. Paramos en la cuneta para disfrutar de ese atardecer de película, y para rematar el momento teníamos un par de cervezas Castle y una bolsa de biltong, el snack sudafricano por excelencia.
Pequeños placeres, grandes recuerdos.
Existen tantos lugares especiales y momentos grabados a fuego en nuestra mente que es lo que hace tan bonito y adictivo viajar; conocer nuevos lugares, nuevas gentes, nuevas costumbres. Esas anécdotas, esos chascarrillos son los que estaremos contando siempre a nuestros amigos y familiares.
Ahora es un muy buen momento para realizar una pequeña escapada, corta pero intensa, sin aglomeraciones, descubriendo puntos dispares de Italia como Venecia, Toscana, costa Amalfitana. Descubrir Sicilia o la cercana Madeira.
Os proponemos la cadena hotelera Belmond, en donde no encontrareis dos hoteles iguales. Cada uno tiene su propia personalidad y eso los hace únicos.